Rumbo a Washington por un camino a la ciudadanía | Opinion

By: - December 12, 2021 6:30 am

DENVER, COLORADO – JULY 02: (L-R) Lupe Lopez, Amy Bautista 3 and Jose Louis Garcia at the #CloseTheCamps United We Dream, American Friends Service Committee, and Families Belong Together led protests across the country at members of Congress’s offices to demand the closure of inhumane immigrant detention centers that subject children and families to horrific conditions. Constituents delivered a letter asking the members to visit a detention facility this week, stop funding family detention and deportation, and use all their powers to close the camps on July 02, 2019 in Denver, Colorado. (Photo by Tom Cooper/Getty Images for MoveOn.org Civic Action)

Por Erendira Zamacona

Recuerdo el día que emigre de México y llegué a los Estados Unidos como si fuese ayer. Parecía un sueño hecho realidad, pero se convirtió en una pesadilla viviente. De la misma manera en que miles de indocumentados emigraron de sus países natales buscando un mejor futuro, así lo hice yo también. Me vine con esa misma ilusión y esperanza para mi familia y para mí.

Desgraciadamente, nadie me advirtió de los peligros a los que me enfrentaría antes de llegar a este país. Tal es el caso, que durante mi trayectoria lamentablemente vi a muchas mujeres ser violadas, sufrí hambre durante varios días junto a muchas otras mujeres y sus pequeños y sentí el dolor compartido al ver a familias enteras ser secuestradas.

Por otro lado, era completamente desconocido para mí todo lo que involucra al ser una persona indocumentada. Algunas consecuencias que vienen con dicho título son: vivir en constante temor a ser deportada, vivir a ser distinguida y señalada por mi idioma y mi estatus migratorio, y no poder optar por ningún beneficio y mucho menos una cobertura médica. Pero lo más doloroso es la imposibilidad de darle un abrazo nuevamente a mis familiares.

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Durante mucho tiempo reprimí la posibilidad de obtener la ciudadanía. En otras palabras, mi vida era un sobrevivir más que un vivir, y más aún después de haber dado a luz a mis tres hijos.

Pero después de unirme al grupo comunitario Se Hace Camino en Pennsylvania (Make the Road en inglés), encontré mi voz y mis ganas de luchar por un futuro mejor para mí y los 11 millones indocumentados, incluyendo los 115,000 inmigrantes en Pensilvania. Hay tanta gente en nuestro estado que, al igual que yo, siguen sufriendo por la separación de nuestras familias, y por todo lo que significa no tener papeles.

Por eso este martes, 7 de diciembre, viajaré a la capital junto a cientos de aliados y de inmigrantes clamando por un mismo derecho: ser valorados por el país que ahora llamamos “hogar.”

Después de años trabajando por poner alimento en la mesa de muchas familias, cuidando a otros seres queridos y pequeños como si fueran míos y limpiando casas, yo y los 11 millones de inmigrantes en este país necesitamos un camino hacia la ciudadanía. Sin nuestro arduo trabajo y sudor, las necesidades del día a día no se podrían cumplir. Ya que estamos en todos lados: estamos en las cocinas, las granjas, en trabajos del hogar, en construcción, y en pueblos pequeños y grandes.

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Es tiempo que seamos reconocidos por todo lo bueno que brindamos a este país. Al igual, es hora que nuestros representantes y legisladores como el U.S. Sen. Pat Toomey, R-Pa., se den cuenta que al brindar un camino hacia la ciudadanía, la economía de esta nación se fortalecerá.

Por ejemplo: en Pensilvania, un camino hacia la ciudadanía traería más de $51 millones a la  economía del estado. Estos fondos pueden servir para mejorar la calidad de vida de miles de jóvenes y adultos.

El no poder abrazar a mi familia por más de 16 años es algo que no se lo deseo a nadie. Nuestra comunidad está cansada de dar su todo por un país que nos rechaza y nos hace sentir invisibles.

Para el presidente Joe Biden y nuestros representantes, les pido que cumplan con su promesa de ofrecer un camino a la ciudadanía a los 11 millones de inmigrantes indocumentados que se levantan cada mañana con temor a nunca más volver a ver a sus hijos y familiares.

El momento es ahora para que nuestra comunidad sea tratada con dignidad, respeto, valor, igualdad, y empatía. Todos somos seres humanos. Nadie es más, nadie es menos.

Erendira Zamacona es miembro de Se Hace Camino Pensilvania. En Twitter: @maketheroadpa

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